Hace poco, mirando desde un peñasco el precioso paisaje del Pinsapar de Grazalema, me sentí volar, sentí tener órganos de nube. Hacía un día de perros y me pareció que toda la Tierra era una piedra en un surco de mi zapato, una piedra que quité de mi huella, la lancé al aire y volvió a incrustarse bajo mi zapato. Los buitres me seguían con la mirada, entonces me sentí de nuevo carroña de tierra. Sigo descubriendo tu blog, tus haikus y tus pinturas. Un abrazo.
Hace poco, mirando desde un peñasco el precioso paisaje del Pinsapar de Grazalema, me sentí volar, sentí tener órganos de nube. Hacía un día de perros y me pareció que toda la Tierra era una piedra en un surco de mi zapato, una piedra que quité de mi huella, la lancé al aire y volvió a incrustarse bajo mi zapato. Los buitres me seguían con la mirada, entonces me sentí de nuevo carroña de tierra. Sigo descubriendo tu blog, tus haikus y tus pinturas. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Otro abrazo.
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